Cuando un pequeño cordero se dio cuenta de que era perseguido por un lobo, decidió esconderse en un templo cercano.
El lobo empezó a llamarlo y le dijo que si lo encontraban allí dentro lo sacrificarían para su dios.
– ¡Mejor! -replicó el cordero- prefiero ser sacrificado para un dios que morir en tus colmillos.
Moraleja de la fábula de Esopo: El lobo y el cordero en el templo
Si al fin y al cabo vamos a ser sacrificados, es mejor que sea con el mayor honor.