El viejo perro cazador

Había una vez un perro que había sido un gran cazador en su juventud. Era fuerte, veloz y valiente, y siempre ayudaba a su amo a capturar las presas más difíciles. Pero con el paso de los años, el perro fue perdiendo sus facultades, y ya no podía correr ni saltar como antes.

Un día, el perro salió con su amo a cazar un jabalí. El perro se lanzó contra el animal con todas sus fuerzas, pero no pudo alcanzarlo ni morderlo. El jabalí se revolvió y le dio un fuerte golpe con sus colmillos, dejando al perro herido y sangrando.

El amo del perro, al ver lo que había pasado, corrió a socorrerlo y lo levantó en brazos. El perro, avergonzado, le dijo:

–          Perdóname, amo. Ya no soy el que era. He fallado en mi deber de cazador.

–          No te preocupes, amigo -le respondió el amo-. No te culpo por tu vejez. Al contrario, te agradezco por todos los servicios que me has prestado. Eres un perro fiel y noble, y siempre tendrás un lugar en mi casa.

Fábula del viejo perro cazador

Moraleja de la fábula de Esopo: el viejo perro cazador

No se debe despreciar ni abandonar a los que nos han servido bien, aunque ya no puedan hacerlo.

¿Qué nos enseña la fábula el viejo perro cazador?

Esta fábula nos enseña a valorar la lealtad, el agradecimiento y el respeto hacia los que nos han ayudado en la vida, especialmente a los ancianos. También nos muestra que la vejez no es un motivo de vergüenza, sino de dignidad y experiencia.

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