Un lobo acompañaba a un rebaño de ovejas, pero sin hacerles daño alguno. El pastor al principio lo observaba y lo miraba como a un enemigo. Pero el lobo seguía y en ningún momento intentó robarse a una oveja, el pastor llegó a pensar que podría tener un aliado.
Un día, el pastor necesitaba ir al pueblo, y dejo a sus ovejas bajo el cuidado del lobo y se marchó.
El lobo vio el momento oportuno y se lanzó sobre el rebaño y las devoro a casi todas. Cuando el pastor regresó y observo todo lo sucedido, exclamó.
– Me lo tengo merecido, porque ¿en qué momento pensé que podía dejar las ovejas al cuidado de un lobo?
Moraleja de la fábula de Esopo: El lobo y el pastor
Nunca dejes tus cosas de valor al alcance de los malos y codiciosos, no te fíes de su aparente inocencia.