Un perro bordeaba un río, llevando en su boca un gran trozo de carne. Entonces vio su reflejo en el agua y creyendo que el reflejo era otro perro que llevaba un trozo de carne más grande que el suyo.
Y queriendo el otro trozo de carne del perro, soltó el que tenía para arrebatarle el trozo del otro perro.
Sin embargo, se quedó sin el suyo y sin el otro, porque no existía, solo era un reflejo, y el suyo que era de verdad se lo llevó la corriente del río.
Moraleja de la fábula de Esopo: El perro y el reflejo en el río
No seas avaricioso de lo ajeno, porque puedes perder lo que has conseguido con tu esfuerzo.