Había un tordo que picotea los granos de un bosque de mirlos y tan absorto por la dulzura de esos granos, decidió no abandonar aquel bosque.
Un cazador observó que el tordo se estaba acostumbrando al lugar e inmediatamente lo cazó. Entonces el tordo, viendo su final muy cerca, se dijo:
– Soy un desgraciado, por el placer de estar comiendo constantemente me he privado la vida.
Moraleja de la fábula de Esopo: El tordo.
No dejes de aprovechar otras oportunidades, por un placer momentáneo.