La fábula El Labrador y Los Perros es una de las muchas historias que el famoso escritor griego Esopo creó para transmitir una enseñanza moral. En esta ocasión, la moraleja es que hay que ser leales con quienes nos cuidan y protegen, y no abandonarlos en los momentos difíciles.
La historia narra cómo un labrador, que vivía en una cabaña con su familia y sus animales, se vio afectado por una larga temporada de lluvias que inundó su hogar y sus cultivos. Sin poder salir a buscar comida, el labrador tuvo que sacrificar a sus ovejas, luego a sus cabras y finalmente a sus bueyes para alimentar a su familia.
Uno de los perros que tenía el labrador se dio cuenta de la situación y le dijo a sus compañeros:
—Pronto nos tocará el turno a nosotros, así que mejor es huir de aquí antes de que nos mate y nos coma. No hay tiempo que perder.
Los otros perros, asustados, siguieron su consejo y abandonaron al labrador y a su familia. Sin embargo, el labrador se dio cuenta de su fuga y los persiguió con un palo. Les gritó:
—¡Ingratos! ¡Me habéis dejado solo en la desgracia! ¡Os he criado y alimentado desde cachorros, y ahora me traicionáis! ¡No volveréis a verme nunca más!
Y así fue. Los perros se arrepintieron de haber dejado al labrador, pero ya era tarde. Nunca más encontraron un amo tan bueno como él, ni un hogar tan acogedor como su cabaña.
Moraleja de: El labrador y los perros: una fábula de Esopo sobre la lealtad y la supervivencia
Es que debemos ser fieles y agradecidos con quienes nos quieren y nos ayudan, y no desertar de ellos cuando más nos necesitan. La lealtad es una virtud que nos hace dignos de confianza y respeto, mientras que la deslealtad es un defecto que nos hace despreciables y miserables.
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