Un día una alondra moñuda cayó en una trampa y dijo suspirando:
– ¡Qué desgraciada soy! Nunca he robado alguna cosa valiosa, y por llevarme un insignificante grano de trigo, es la causa de mi muerte.
Moraleja de la fábula de Esopo: La alondra moñuda
No te expongas a un peligro para beneficiarte mezquinamente.