Dos perros vieron en el fondo de un arroyo unas pieles; que estaban tendidas para limpiarlas, pero debido al agua que había no podían cogerlas, decidieron beberse primero el agua para llegar fácilmente a las pieles.
Pero de tanto beber y beber, reventaron antes de poder llegar a las pieles.
Moraleja de la fábula de Esopo: Los perros hambrientos
Siempre hay que tener cuidado con los caminos fáciles, porque no siempre son los más seguros.