Al que ostenta valimiento,
cuando su poder es tal
que ni influye en bien ni en mal,
le quiero contar un cuento.
En una larga jornada
un camello muy cargado
exclamó, ya cansado:
—¡Oh que carga tan pesada!
Doña Pulga, que montada
iba sobre él, al instante
se asoma, y dice arrogante:
—Del peso te libro yo.
El Camello respondió:
—Gracias, señor Elefante.